Por una parte, conocer la gran labor que hacen personas anónimas que dejando su vida a un lado, se entregan en cuerpo y alma con la mayor ilusión que uno se pueda imaginar, para darlo todo en la lucha contra la pobreza, contra la marginación, contra la exclusión social, contra el absentismo y contra tantas otras cosas por las luchan ONG como One Two Tree.
Puede parecer que el trabajo que se lleva a cabo allí es superficial e improductivo pero una vez que lo vives desde dentro, que te implicas y que los conoces, te das cuenta de que detrás de unas simples clases de ingles, hay unos Grandes Objetivos que poco a poco se van cumpliendo.
Gracias a esta labor, están consiguiendo que chavales sin recursos se puedan labrar un futuro. Están generando oportunidades, están creando ilusiones que poco a poco se van a haciendo realidad (ya son varios alumnos los que han conseguido trabajos en hoteles y restaurantes).
Es maravilloso comprobar que unas simples clases de ingles sacan a los chavales de la calle, de sus casas, de su monotonía, de su día a día, (a veces complicado) y los introduce en una dinámica de grupo que les ayuda a crear una ilusión, a conocer la realidad que les rodea, a aprender unos valores necesarios para crecer como persona o incluso a, en muchos casos, perder de la vergüenza y salir de ese cascaron que muchas veces les rodea.
Yo he tenido la suerte de viajar a este país sin a penas conocerlo. No busque información antes de viajar, no preparé un guión que seguir, ni tan siquiera me informé lo suficiente de mi labor allí. Sencillamente, decidí que lo mejor era dejarse llevar. y así fue.
Por eso, cada día aquí ha sido un reto, una ilusión, una alegría, una sorpresa, un REGALO.
He pasado calor, mucho calor, he pasado frío, mucho frío en la ducha, he sentido desfallecer por agotamiento físico en excursiones extremas, he pasado hambre, he pasado miedo, me he emocionado, he perdido el control por la rabia que generan ciertas situaciones, he conocidos sitios increíbles y así un sin fin de sensaciones que durante mi estancia aquí, han ido surgiendo.
Pero, sin saber explicarlo como me gustaría, todo ha quedado en un segundo plano.
Cosas insignificantes como la sonrisa de un niño, el gesto amable de una anciana, la atención que prestaban los alumnos, los debates que se creaban en las clases, el good bye de un diablillo de 4 añitos o el hello de una princesita orgullosa de su precioso vestido morado se han convertido en los motores de mi estancia aquí.
Realmente sientes que estas ayudando. Sientes que lo que ONG´s como One Two Tree están haciendo, tiene un sentido. Y lo mas importante, puedes comprobarlo. Todo coge forma cuando conoces a chicos y chicas que se ilusionan tremendamente al conocer que una chica de España les enseñará trucos para atender correctamente a un cliente o sencillos pasos para montar una mesa.
Sí, si que ha merecido la pena venir hasta aquí. Una y mil veces volvería a venir.